Novísimos pigmentos y aditivos en la
comida permitirán elegir el color y olor de las heces. Esta es la sorprendente
noticia emitida por los laboratorios Def&Cate, que creen así satisfacer la
demanda de un sector de la población cada vez más sensibilizado con la moda y
las tendencias, incluso en las funciones orgánicas más básicas. El producto de
nuestros intestinos podría tener ese color azul del vestido que se lleva en ese
momento, o ese rubio platino a juego con el pelo o el rojo sangre del color de
las uñas. Ellos, por su parte, podrán expeler mocordos con el color de la
bandera de su equipo favorito (azul y grana, blanco merengue, rayado
colchonero). El olor, también será opcional, pudiendo decantarse por los
modernos perfumes (Chanel, Dior, Varón Dandy) a juego del que se lleve en ese
momento, u olores más naturales, como el ozopino, madreselva, hierbabuena,
regaliz. Esta variedad hará que nuestras descargas intestinales adquieran un
valor estético hasta ahora vedado, y un placer adicional al ya de por sí
placentero “descargar” lastre. Los laboratorios Def&Cate están estudiando
ahora la posibilidad de que las heces posean un valor nutritivo comparable con
la Big Burger, esta vez pensando en los países pobres y su escasez de recursos
alimenticios. De esta manera, nada se perdería, todo se reciclaría
metabólicamente. Por supuesto ya han surgido opositores a esta novedosa forma
de alimentarse. Primero la Iglesia, opuesta a todo lo nuevo, aunque todavía
están pensando qué argumento aducir contra este invento, y luego algunos
partidarios de clubes de fútbol, que temen que saboteadores de comida hagan que
madridistas caguen los colores del Barça o al revés. En fin, todo adelanto
técnico tiene sus detractores. Pero el invento está aquí, entre nosotros, y
será poco a poco asimilado como el uso de las redes sociales, la telefonía
zombi de los smartphones y los gobiernos de corruptos. Todo se asimila.
La
oveja feroz
31.10.13