El budismo, es sabido, busca mediante la meditación y los preceptos de Buda apartar la mente de los asuntos mundanos, busca el no hacer, la quietud primordial, el nirvana. Pues bien, yo predicaría justo lo contrario, una especie de reverso del budismo: el Estado de Total Preocupación. Preocupación por el deterioro medioambiental, por la expansión de las plagas, por el hambre que no cesa, por la codicia de los poderosos, por la incultura que no cesa, por la deficiente enseñanza, por la intransigencia religiosa, por el terrorismo, por los muertos en la carretera, por la luna lunera cascabelera. Todo debe llevarnos a la insularidad y la insolidaridad. Cada apartamento de mierda una célula aislada y beligerante. Cada inquilino dentro de ella, un hombre resentido, humillado, ofendido, por los bancos, por la municipalidad, por Hacienda, por los canales basura de televisión. El pánico como única salida de esta rueda de la existencia sin esperanza. El pánico exquisito, dulce pánico, miedo vigorizante, único valedor para la lucha por la existencia precaria, subhumana, insustancial.
La oveja feroz
10.08.09
lunes, 10 de agosto de 2009
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