Queridos adefesios, hoy pongo punto y final a estas epístolas que os he dedicado con todo mi cariño y un poco de rencor. El rencor es por todas aquellas personas a los que no iban dirigidas, hez de la humanidad cuya extinción sólo traería mejoras a nuestro mundo. Hoy no habrá disquisiciones morales, ni aleccionadoras sino clarificadoras. Hoy diré a quienes iban dirigidas mis epístolas, así se sabrá, poe eliminación, que parte de la humanidad considero execrable. Quizá debería haberlo hecho al principio, indicar quienes eran los destinatarios de mis epístolas, pero he preferido no ser lógico. Al final, con diurnidad y alevosía.
Yendo al grano, esta es la lista de aquellos tipos de personas a las que he destinado mis epístolas y por ello los que tenían preferencia a la hora de leer mi blog. No es que los que no entren en el elenco no puedan leerlo (es más, deben) sino que con este tipo de lectores que a continuación voy a detallar me gusta guardar un tipo de consideración que va más allá de la conveniencia social. He aquí la lista de lectores preferentes:
“Químicos y graduados en matemática pura con los cuellos atrofiados, los afectados de escleredema adultorum, los que supuran, los serodermatósicos, los hidrocefálicos, los tabescentes y caquéticos y anoréxicos, los enfermos del mal de Brag con sus rojos michelines de carne, los de dermis manchada de vino o carbunculares o esteacriptósicos; Los afectados del síndrome de Marin-Amat, los soriásicos, los escrofulosos, los esteatopigíacos con forma de campana y sus pantalones tan especiales, los afligidos de pitiariasis rósea, los perónicos y teratoidales, los frenológicamente deformados, los endocrinológicamente malolientes, los de nariz acérvula, los radicalmente ectomizados, los mórbidamente diaporéticos, los crónicamente granulomatosos, los quipósicos y lordósicos, los irremediablemente celulíticos, los actaeónicos mano a mano con los medusoideos, los papulares, los maculares, los amputados múltiples, los prostáticamente malformados, los de dientes fuera de sitio, los carunculares, los sin mentón, los morsápidos, los de paladar hendido, los de poros realmente enormes, los licantrópicamente hirsutos, los de cráneo infradesarrollado, los convulsivamente touréticos, los parkinsoniamente trémulos, los atrofiados y retorcidos, los teratoides de cara colgante, los encarrujados y jorobados y gibosos y halitósicos, el asimétrico de cualquier laya, los de aspecto ratonil y sauriano y equino; los de tres orificios nasales, los invaginados de boca y ojos, los que tienen el mal de Cushing”.
Y también:
“Los que sufrieron persecución en el colegio, los que sufren persecución en el trabajo, los afectados por calvicie prematura, los halitósicos, los penicortos, a los que le dura el acné después de los cuarenta años, los de labio leporino, los que sufren hernia de hiato, los que en el baile en que pedían las chicas se quedaba sin bailar, los que se libraron de la mili por estrechos de pecho, los castigados por dioptrías galopantes, los que gustan de la poesía de Bécquer y no se atreven a confesarlo, los que no atraen la atención de los camareros a la primera (ni a la segunda), los poetas sin libro édito, los escritores del tres al cuarto, los que sueñan con yates llenos de francesas, los apátridas, los que atienden al RIM, RIM de los teléfonos posventuales, los expertos en catálisis almacenera, los generales con impulsos suicidas (¡adelante, no rebléis!), los marineros de tierras de secano…”
Aquí están, queridos adefesios, si no todos, los principales. Por su descripción los conoceréis. Y nada más, que os vaya bien y que el mundo termine cuanto antes.
La oveja feroz
18.08.10
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miércoles, 18 de agosto de 2010
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Ja, ja, ja...
ResponderEliminarLa verdad es que da miedo leerte. Tienes un perfil de niño terrible.
Estos adefesios son...uf...me temo que tú también cabes en el perfil, yo y todos, en alguna categoría. Un texto ameno y terrible a la vez.
Gracias, helenacomite (¡Cómete al comité!).
ResponderEliminarLa oveja feroz
Es un plagio de David Foster Wallace. No lo ha escrito él.
ResponderEliminarLa lista, salvo algunas aportaciones mías y algunas omisiones, es de Foster Wallace. Sí, ¿y qué? ¿Crees que el no ha consultado una guíia de enfermedades? Todo lo que no es traición es plagio.
ResponderEliminarLa oveja feroz