La falta de recursos ha obligado a
la policía a paralizar sus actividades de adiestramiento de perros que detectan
droga. Por lo visto, tanto el adiestramiento como la comida y mantenimiento de
los animales suponía mucho dinero, un dinero que del que ya no se dispone. Para
solventar este problema se ha aceptado la propuesta del cabo Morales, a saber,
el utilizar para estos menesteres a yonquis de la vecindad, cuyo coste será el
suministro de alguna papelina aislada del alijo incautado. Estos yonquis, tras
varios días de abstinencia, son capaces de detectar el mínimo gramo de coca o
heroína en las maletas de los aeropuertos, en los vehículos que atraviesan la
frontera o incluso en el interior de seres humanos. Uno de ellos, Julián el
cuchillas, que presta sus servicios en el aeropuerto de Barajas, fue capaz de
detectar una mota blanca en el interior de una fosa nasal de un pasajero, del
que tuvieron que separarle cuando comenzó a lamerle la citada fosa nasal. Dado
el éxito de este programa de detección de drogas de bajo coste, la DGT estudia
sustituir los alcoholímetros por miembros de Alcohólicos Anónimos, que
colaborarían en los controles motu
proprio. Con sólo oler el aliento del conductor, estas personas son capaces
de detectar no sólo la tasa de alcohol del posible infractor, sino determinar
la marca de la bebida ingerida, llegando incluso alguno a concretar en qué
establecimiento se la han servido.
Esta
generalizada sustitución de medios mecánicos por personas preparadas ha dado
paso a que determinados programas de televisión sustituyan el polígrafo por
suegras entrenadas en detectar mentiras de yernos o vecinas cotillas que
detectan cualquier cosa oculta en el vecindario.
La
oveja feroz
06.11.14
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