Demetrio González, un madrileño de
mediana edad y de profesión parado de la enseñanza, ha sido internado en una
institución psiquiátrica por su familia acusado de partirse de risa leyendo la
obra de Kant: Crítica de la razón pura. Sus familiares alertaron a las
instituciones sanitarias, que corroboran los síntomas, síntomas que el señor
González no oculta. Afirma que el libro es graciosísimo, lleno de humor
irreverente, el libro más divertido que ha leído nunca. Asegura que Kant es el
mayor humorista desde Epicteto. Afirma que sus argumentos a priori y a posteriori
son los chistes más graciosos que nunca haya leído. “Y qué ocurrencia lo del
imperativo categórico. Para troncharse”, proclama. Considera esta obra de una
hilaridad apabullante. A los médicos que le atienden en el psiquiátrico les ha
pedido que le consigan la continuación del libro de Kant: Crítica de la razón práctica,
del que sospecha que es igual de graciosos. La Asociación de Filósofos de
España (sic) ha recomendado el aislamiento perpetuo de este individuo, al que
consideran un peligro contagioso para el buen nombre de la filosofía, que como
todo el mundo sabe, o debería saber, es una asignatura seria y pensada para
amargar la vida escolar de los estudiantes que han de estudiarla.
La
oveja feroz
12.01.15
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