¿Qué es más que una superstición creer que la sangre
de San Javier se derrite todos los años cuando la acercáis a su cabeza? ¿No sería
preferible obligar a que se ganaran la vida diez mil holgazanes napolitanos,
ocupándolos en trabajos útiles, que hacer hervir la sangre de un santo para
divertirles? Valía más que hicierais
hervir su marmita.
¿Por qué
bendecís aún en Roma los caballos y los mulos en Santa María la Mayor? ¿Por qué
salen esas procesiones de flagelantes en Italia y en España, que van cantando
y dándose disciplinazos a la vista del público? ¿Creen acaso que el paraíso se
conquista a latigazos?
(Voltaire)
La oveja feroz
19.12.16
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