sábado, 5 de marzo de 2011

La probidad de los políticos, bueno, de algunos

José María Aznar y Felipe González, por el simple mérito de haber tenido contactos cuando fueron presidentes, están colocados en multinacionales del sector de la energía ganando suculentos sueldos, además de la paga vitalicia por haber sido presidente y parlamentario. María Dolores de Cospedal gana al año 241.000 euros con el cobro de tres sueldos públicos y la Pajin otro tanto por el estilo. El presidente de la Diputación de Castellón no ha tenido más remedio, por el acoso mediático y fiscal, que declarar un patrimonio de 3,9 millones de euros cuando hace cinco años NO declaraba ninguno. Y así podríamos seguir. Ejemplos sobran. Pero hete aquí que sale la noticia de que Julio Anguita, que fuera parlamentario por Izquierda Unida, y máximo dirigente de esa organización, hace siete años renunció a la paga de pensión máxima vitalicia a la que tenía derecho como ex parlamentario. Argumentó que “con la pensión que le correspondía como maestro tenía bastante”. Julio Anguita parece querer decirnos dos cosas: 1) que el dicho populista de “todos los políticos son iguales” no es general, y 2) que con un retiro de maestro se puede vivir dignamente, con los lujos que pueden dar echarte la siesta (y dormir) y jugar una partida de dominó con los amigos en el bar. Eso sí, ahora sin fumar, lo que agradecerá Julio por sus problemas de corazón. A mayor mérito de Anguita, esta renuncia se produjo hace siete años, sin clamor mediático, como un ejercicio de decencia personal. Joder, qué lección.

La oveja feroz
05.03.11

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