La medida de un país, su estulticia o su cultura, la dan a veces los presidentes que han tenido, sobre todo cuando han sido elegidos democráticamente. Pues bien, para hacernos una idea de cómo es el país más poderoso de la Tierra, recordaré que el no hace tanto tiempo presidente de la nación, Ronaldo Reagan, afirmó que no se podía confiar en los soviéticos (todavía estábamos en guerra fría) porque no creían en Dios ni en la vida después de la muerte y, por lo tanto, nada les obligaba a comportarse honorablemente. Esa visión estrecha se advierte todos los días en otras medidas que emanan de los centros de poder de esa nación singular, a veces tan grande, a veces tan estrecha de miras, a veces tan generosa, siempre tan pueblerina y poco culta. Y creíamos que el fondo de incultura y estulticia no podría ser superada después de Reagan, pero vino Bush. ¿Se ha tocado fondo? Oh, cielos, hay una tal Sarah Palin…
La oveja feroz
04.04.11
lunes, 4 de abril de 2011
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