Hasta hace 20 años a Suecia y los países nórdicos sólo se los conocía por su supuesta paz social, sus Nobel, sus rubias desinhibidas y su color cangrejo al ponerse bajo el sol hispano. Ahora se los conoce por las novelas policiacas. ¡Qué turre! Antes uno veía a esos países como paraísos de clima frío, pero ahora resulta que, de hacer caso a sus novelistas, están llenos de tarados, nazis, asesinos cruentos, psicópatas, patanes, sectas asesinas, policías corruptos o incompetentes y, eso sí, beben vino. No vodka, como debería ser, beben vino. Y hay grandes empresarios que delinquen, periodistas que investigan y tipas raras que son ases informáticos. Tal como pintan a sus países, dan ganas de no viajar a ellos. Pero estos tíos, con novelitas cutres, de patrón similar, como hechas en serie, han conquistado el mundo de la novela policiaca. Anda ya. Y nosotros, con nuestra empanada mental, apenas si hemos creado a Torrente. La de oportunidades que estamos perdiendo. Y ello a pesar de batir plusmarcas de corruptos por metro cuadrado, de políticos botarates y nazis, de empresarios incompetentes y policías que se esconden en cafés para escaquearse. Aquí sí que hay materia prima, pero falta esfuerzo, faltan brazos que le den a la tecla. Y cuando algunos esforzados nos ponemos a ello, nos rechazan todas las editoriales. Menudo panorama.
La oveja feroz
15.01.12
domingo, 15 de enero de 2012
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¡Ánimo Lamberto!, ya vendrán tiempos peores con lo cual la inspiración caerá por su peso. Preferiría el "estado del bienestar", ése que para conservarlo no podemos disfrutar
ResponderEliminarYo os recomiendo Expatriados de Chris Pavone, una gran novela.
ResponderEliminarSaludos,