Debido a la crisis lírica que
estamos atravesando, una crisis que no cuida de promocionar ni divulgar la
poesía como ésta se merece, o al menos eso creen sus practicantes, últimamente
se han dado casos de atracos líricos en las principales ciudades españolas. El
procedimiento es siempre el mismo: un grupo de dos o tres poetas con melenas y
folios en la mano asaltan a un paseante en un barrio desierto, preferiblemente
de noche, o en calles poco transitadas. Estos tipos, sus manos temblando por el
síndrome de abstinencia, te ponen una pluma de ganso al cuello y te obligan a
escuchar un recital poético generalmente compuesto por el jefe de la banda. El
resultado es peor que el robo, pues suele dejar más secuelas que el mero
latrocinio o la simple golpisa. Se recomienda no oponer resistencia y, al
término del recitado, felicitar al creador.
La
oveja feroz
03.03.14
No hay comentarios:
Publicar un comentario