El mundo sindical, económico, social y el de la prostitución de lujo (éste por distinto motivo) se han visto conmocionados por la noticia de que el segundo directivo del BBVA, el señor José Ignacio Goirigolzarri (menos mal que soy vasco, que si no, a ver cómo escribo este apellido) ha recibido una indemnización por despido, o por retirada, o por huida, de 52 millones de euros. Además de recibir 3 millones annuales mientras viva. Ante este hecho conmocionante, el presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, que exigía austeridad al gobierno y despido libre y sin coste para los trabajadores, no ha abierto la boquita. Y es que unas semanas antes, un alto empleado de esa misma CEOE, Juan Jiménez Aguilar, se llevó, 1,9 millones de Euros por dejar la Confederación que él preside. Curiosamente, el presidente del Banco de España, el señor Fernández Ordoñez, otro ferviente defensor del despido libre, tampoco ha alzado la voz. Quizá no quiera que se sepa cuál será su indemnización bicoca cuando abandone su cargo.
Y es que esto de las indemnizaciones, tiene su morbo. Según datos periodísticos, el señor Francisco González, presidente del BBVA, se llevará cuando se jubile aún más dinero que su segundo de a bordo. ¿No es aleccionador? Y el Banco Santander tiene blindado a su segundo hombre, Alfredo Sanz, en más de 40 millones de euros.
Pero ellos no son los únicos. Ha habido más. Repasemos un poco la historia reciente de los pobrecitos indemnizados:
. Juan Villalonga, en el año 2000, recibió 27 millones de euros por dejar Telefónica.
. José María de Amusátegui, del Banco Santander Central Hispano, recibió 43 millones de Euros en 2001.
. Manuel Pizarro, en 2007, recibió 14,1 millones de euros por irse de Endesa.
. Alfonso Cortina, por dejar Repsol YPF en 2004, recibió 20 millones de euros.
Pero el récord de indemnizaciones por despido lo ostenta Ángel Corcóstegui, quien fuera consejero del Banco Santander Central Hispano, que se llevó la friolera de 108 millones de euros en 2002.
¿Austeridad para quién? ¿Indemnizaciones inmorales hasta cuándo? Por menos de eso en París se tomó la Bastilla. Aquí, preveo, nos tomaremos la “Pastilla”, un valium para relajarnos mientras nos desgarran el esfínter.
La oveja feroz
03.10.09
sábado, 3 de octubre de 2009
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