Sectores
de la población han criticado la pasividad de la Administración ante las cada
vez más frecuentes peleas ilegales de cuñados. Estos enfrentamientos suelen
celebrarse en polígonos industriales alejados del centro de las ciudades y
atraen a un público numeroso y donde son frecuentes las apuestas. Los cuñados
(más conocidos por “cuñaos”) pelean con furia inusitada hasta que sólo uno
queda en pie. Para evitar fraudes, los contendientes han de aportar documentos
que acrediten el parentesco. El lado bueno de estas peleas clandestinas es que
luego, en las cenas de Navidad, las discusiones se reducen drásticamente,
principalmente porque uno de ellos apenas puede hablar al faltarle casi todos
los dientes. También se está pensando en peleas de cuñadas en barro, pero es
difícil encontrar barro propicio en los polígonos industriales.
La
oveja feroz
19.05.14
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