Un alto representante del poder judicial ha asegurado estar avergonzado por
algunas sentencias sobre delitos sexuales y ha esgrimido el argumento de que
hay jueces sin experiencia, poco maduros, poco afilados. Por separado, estas
dos afirmaciones pueden ser suscritas por cualquier observador de la galaxia
judicial, pero si tratamos de unir las más pintorescas sentencias del lugar y
la biología e historia de los jueces que las han emitido, las afirmaciones del
señor Peris son radicalmente contradictorias. ¿El juez que ha absuelto a dos violadores
de una deficiente mental es un jovenzuelo pardillo con pocas horas de toga y
mazo? No. ¿El juez que mide la ética del magreador según la longitud de las
faldas de la magreada es un adolescente coleccionista de desplegables de Playboy?
No. ¿El juez que ha exculpado al violador de una muchacha porque ella no gritó
como exigía el guión de la película es un chiquilicuatro con acné? Ni mucho
menos. ¿Los señores jueces del Tribunal Constitucional que han condenado a
galeras a José María García por llamar «pedrusquito» y «calvo» a un señor que
se apellida Roca y evidentemente es calvo son teenagers recién salidos de una discoteca? Ni hablar.
(Manuel
Vázquez Montalbán, Periodismo 1987-2003)
La oveja feroz
01.02.16
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