Sigamos zahiriendo un poco más a Salomón, el pseudo sabio, el profeta espurio. Dice el que fuera insigne rey: “El que detiene el castigo a su hijo aborrece, mas el que lo ama madruga a castigarlo”. ¿Qué podemos decir de Salomón como pedagogo? ¿Es éste el amor filial que predica Jehová? Me recuerda a esa pedagogía tan cristiana, tan católica, que se resume en la máxima: “La letra con sangre entra”. Sí, de raza le viene al galgo.
La oveja feroz
11.01.11
viernes, 11 de febrero de 2011
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