El
maestro da grima
de
Artur
Pérez Noverte
En esta obra, el prolífico y exitoso
novelista cartagenero recrea el mundo del siglo de oro a través de un
espadachín borrachín que en su día fue maestro de esgrima en el Madrid de los Austrias.
El otrora maestro de esgrima, aquejado de Parkinson, deambula por las tascas de
Madrid defendiendo su añorado pasado a copa y espada. Más copas que espadas,
pues su temblor de manos impídele prodigarse en lances de naipe. Este antiguo
espadachín, durante una de sus habituales cogorzas, topó con un segoviano
pendenciero, quien le retó a un duelo de sable. El antiguo espadachín, animado
por poder mostrar su pericia en el arte de la esgrima, aceptó. Nombró padrinos
a dos habituales de las bodeguillas y que eran enterradores, pues eran los
únicos que tenían un traje negro, atavíos necesarios en su fúnebre profesión.
Así acompañado, el maestro Alacorta se presentó en el lugar del duelo con su
antigua espada, un florete de Florencia hecho con hierro de Verona y mangado a
un genovés en Pisa. Ni alicorto ni perezoso, el antiguo maestro de esgrima sacó
el acero sin azoro y trató de dar al aire varios mandobles. Pero el aire se
libró, pues el Parkinson guio el acero a puntos imprevistos, segando una rama
de árbol, levantando unas briznas de hierba del suelo y decapitando a una grácil
mariposa que por allí volaba. Al ver la lamentable demostración, el segoviano y
sus padrinos coincidieron: el antiguo maestros de esgrima da grima. Y le
plantaron allí, el pobre ex maestro exclamando por su derecho al duelo, sus
padrinos a prudencial distancia de los imprevisibles movimientos del florete de
Alacorta. Y el ex maestro de esgrima que da grima tornó a sus cuartillos de
invierno y al relato inconexo de sus aventurras. Historia que avala, triste, a
su joven autor. Edita la editorial Lengua de Tropa.
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21.12.15