jueves, 30 de julio de 2009

Parecidos razonables

A veces unas fotos sacadas al azar pueden mostrar el parecido entre dos personas que nadie hubiera osado anteriormente relacionar. Es el caso de la foto que a continuación se muestra. Pocos, muy pocos (no se me hagan los chulitos ahora, mis cuates) hubieran pensado unir el reverso tenebroso con el reverso vaticano. Pero mira por dónde alguien tuvo la genial idea de unir estas dos fotografías y ahora todo parece más claro. ¿O no? Vean, vean y mediten. O recen. O blasfemen. O no hagan nada. Pero miren...



La oveja feroz

30.07.09

lunes, 27 de julio de 2009

La muerte y sus eufemismos

Sinónimos de muerte entre los árabes: lamió el dedo, ahogose en su saliva, se inclinó su sombra, cortó su rienda. Sinónimos de muerte entre los chinos: ir a beber a la fuente amarilla, bajar al río. Sinónimos en España: estirar la pata, diñarla, cascarla… Si el carácter de los pueblos respondiese a la cualidad de sus eufemismos, el nuestro figuraría siempre en lugar de honor de la vulgaridad, la chabacanería y el mal gusto.

La oveja feroz
27.07.09

viernes, 24 de julio de 2009

Patriotas sin fronteras

¿Cuáles son las particularidades observables en todo tipo de patriotismo? Engreimiento, arrogancia y fanatismo. El patriota asume que el mundo está dividido en pequeños territorios, cada uno rodeado de verjas o muros ribeteados con alambre de espino. Si tienes suerte (el patriota es ése que siempre tiene suerte) nacerás en el mejor de los países. En ése país las gentes son más nobles, más inteligentes, en suma, superiores a aquellos nacidos en otro lugar. Es por esa razón que el ser humano perteneciente a uno de los lugares elegidos, debe luchar, matar y morir en el intento de imponer su superioridad sobre los demás. Y sí los datos de nobleza e inteligencia no bastasen, se recurre al color de la piel o a la religión. Lo curioso, y en esto no reparan los patriotas, es que cualquier patriota de cualquier país piensa exactamente igual. Y la verdad, los dos son exactamente igual: unos gilipollas.
La única bandera a la que respeto, y ante la que me sometería, sería la bandera blanca de la rendición.

La oveja feroz
24.07.09

martes, 21 de julio de 2009

El arma más poderosa

En el año 1999, los dos países más poderosos de la Tierra tenían acordado destruir las últimas muestras del virus de la viruela. Pero, llegada la hora, no se decidieron a hacerlo. Les cuesta desprenderse del arma más letal que ha conocido la humanidad. Esta enfermedad destrozó el ejército de Alejandro Magno y mató al emperador Marco Aurelio. Este virus ha destruido culturas enteras y ha desgarrado grandes imperios. Todavía en el decenio de 1960 afectaba a diez millones de personas en todo el mundo y causaba la muerte de más de dos millones de personas al año. ¿Cómo renunciar a un arma tan poderosa? El párpado del poder no tiembla, y es transparente. El que avisa no es traidor.

La oveja feroz
21.07.09

sábado, 18 de julio de 2009

Lectores in confábula

Hablábamos en una entrada anterior de los editores y escritores. Ahora tócales el turno a los lectores. ¿Qué decir de los lectores que se creen obligados a leer siempre la reciente mamarrachada de cerebros más que vulgares, que escriben por dinero y por ello tienden a no descansar, cada estación publicando un nuevo bodrio que la editorial se encarga de que aparezca entre los libros más vendidos, esas listas propias de supermercados, que publican los suplementos culturales de los periódicos y que sólo sirven para inculcar en los lectores un consumismo dirigido? Demasiado largo el párrafo, quizás. Pero es que yo no escribo por dinero y por tanto no me importa que el lector se moleste en seguir párrafos largos, y a ser posible complicados, y que se pierda y reniegue y que prometa no volver a comprar un libro mío y que además, como es tonto, y vago, y no tiene ni puta idea, se deje influir por las listas de los libros más vendidos del mes, que están trucadas y no son fidedignas pero que a él le hace mucha ilusión, y todo por compartir los gustos de lectores nada exigentes, creyendo al mismo tiempo que su compra influirá en la siguiente lista, lista que mirará a la semana siguiente para ver si el libro (los libros) que ha comprado han avanzado algún puesto en el “hit parade” literario, y si este lector ha sido capaz de seguir el hilo de este párrafo hasta aquí puede que todavía tenga posibilidades de regenerarse y oponerse a ser aconsejado por críticos que no tienen ni puta idea, que son más bien interesados, y decida, a falta de mejor criterio, elegir los libros al azar, que no es un mal método y a mí, personalmente, me ha deparado gratísimas sorpresas y deleites literarios que no estoy dispuesto a revelar ni compartir, pues el buen lector debe ser un poco egoísta y no aconsejar lecturas que él ha encontrado con dificultad, siempre recorriendo caminos escarpados, esos que se encuentran por la periferia de la literatura oficial y publicada, y además, sospecha uno, la mejor literatura del momento no se publica, no encuentra quién se atreva a publicarla y deba reducirse a ser transmitida a los amigos, tiradas mínimas pero preciosas, ¡quién las encontrara!, y nada más, lector, improbable lector de estas líneas, no escuches los consejos de nadie en lo referente a los libros, ni siquiera los míos, guíate de tu brújula interior y escoge los libros por el título, por el nombre del autor o por el color de las tapas, que siempre leerás cosas mejores que aquellas que aparecen recomendadas en las listas de los suplementos literarios de los periódicos, que no tienen ni puta idea, repito, ni puta idea, ¡ah, ignorantes...!

La oveja feroz
18.07.09

miércoles, 15 de julio de 2009

¿Quién teme a García Márquez?

¿Qué critico occidental se atrevería a juzgar negativamente un libro nuevo de García Márquez? Ninguno. No se atreven. No tienen cojones, redaños críticos o atrevimiento. O más bien tienen miedo. Miedo de ir contra corriente, de perder prestigio. Porque en el fondo el crítico más independiente no se atreve a abandonar el aprisco del gusto al uso y los cánones impuestos por la hipocresía cultural. Pero como yo no estoy al servicio de esta hipocresía, me atrevo: García Márquez, salvo Cien años de soledad, no ha escrito nada interesante. En todos sus libros se aprecia demasiado el armazón gramatical, el esfuerzo de conseguir la palabra adecuada, el miedo al patinazo. El Otoño del patriarca es un coñazo indigerible, un remedo de obras sobre dictadores mucho más interesantes y mejor escritas. El resto de su obra es igual de poco atractivo, en el mejor de los casos retazos que dejó escapar de Cien años de soledad, pero ya sin carisma, faltos de interés, escritos con estilo afectado, protogramático, sin vida ni gracia. No vale la pena leer sus otros libros, y menos comprarlos. Hay que olvidar a García Márquez. Si yo remitiese a cualquier editorial de este país un libro escrito por este señor pero firmado con mi nombre, ni lo leerían y, caso de leerlo, me contestarían con la consabida frase estándar de que no hay sitio para mi obra en su apretada agenda editorial. Por el contrario, si yo le diese a Gabo (yo también le llamo Gabo, porque me da la gana, porque no soy menos que Felipe González, y además me encanta ser irreverente, ya lo habrán notado) un libro mío y él lo presentara a cualquiera de las anteriores editoriales como suyo, éstas le lamerían el culo y le alabarían tan egregia obra, cumbre de la literatura hispanoamericana. Y esto no es cachondeo. Yo, si fuese editor, y fuese requerido por conocidos escritores para publicar sus últimos escritos, declinaría la mayoría de ellos, por malos, aburridos y carentes de toda gracia. Correcto estilo, correcta sintaxis, pero vacíos, insulsos. Les falta incorrección. Los míos los publicaría, claro. No sólo porque casi todos son buenos, sino también porque no soy tonto, joder.


La oveja feroz
15.07.09


lunes, 13 de julio de 2009

Sexta epístola a los adefesios

Queridos adefesios:

Debo confesaros una cosa: Yo no estuve en París en Mayo del 68. A lo que podría añadir: Ni repajolera falta que hacía. Cuando los sucesos de Mayo del 68 en París yo tenía 16 años. Yo estudiaba bachiller, Franco fusilaba y mi generación se aburría los domingos de bar en bar. Y no me enteré de lo que ocurría en la capital del país vecino. Y como yo, todos mis conocidos. Sin embargo, queridos adefesios, hoy parece que todos los personajillos de mi edad que han adquirido algún relieve han participado en las algaradas parisinas junto a Dany el Rojo y, quien más y quien menos, llegó a arrojar algún adoquín contra los transparentes escudos de los gendarmes. Si sumáramos toda la gente que presume de haber estado en París durante los celebrados sucesos, queridos adefesios, la población de la citada ciudad se hubiera multiplicado por varios números enteros. Lo que tampoco entiendo es la importancia que se otorga a tales sucesos. ¿Qué pasó de transcendente? Una algarada de estudiantes con ganas de marcha, una docena de pintadas con frases que los medios de comunicación han hecho célebres, un par de héroes juveniles que hoy se dedican al marketing o actividades igual de revolucionarias. ¿Algo más? Sí, lo único importante: la creación de un filón noticiable que los media utilizan hasta la saciedad. Cada Mayo la prensa vuelve con la turrada, y si ese Mayo cae en un año cuyo último dígito es 8, la turrada se multiplica exponencialmente. Para ver lo caprichoso de esta moda, queridos adefesios, os recordaré que en ese año de 1968, en Chicago, no sé si en Mayo, tuvieron lugar sucesos más extremos, enfrentamientos que dejaron líderes como Abbie Hoffman, Paul Krassner, personajes con mayor peso contracultural que los parisinos y que permanecieron fieles a sus ideales, Abbie hasta que se suicidó en el 86 y Paul en la actualidad. Y hubo más (Jerry Rubin, Mark Rudd, etc.), pero Abbie y Paul nos bastarían. ¿Qué medios mencionan estos hechos en sus crónicas? Pocos, y los que lo hacen, lo mencionan como apéndice menor a los sucesos de Mayo en París. Si se pusiera de moda el Mayo del 68 en Chicago, surgirían multitud de intelectualillos que casualmente se encontraban allí durante las revueltas.
La culpa de esta mitificación de una revuelta estudiantil sin importancia, queridos adefesios, la tienen los medios de comunicación, verdaderos beneficiados por estos sucesos, medios que se han hartado de escribir, hablar y proyectar imágenes hasta el cansancio... de los ciudadanos. Son ellos, los medios de comunicación los que han erigido el Mayo francés como el prototipo de la revolución perdida, revolución que, digámoslo sin tapujos, sólo existe en boca de los voceros periodísticos. Lo curioso es que ninguno de ellos ha tratado de imaginar qué hubiera ocurrido si unos estudiantes imberbes hubiesen logrado hacerse con el poder en el país vecino. No se atreven. Y no me extraña.
En resumen, queridos adefesios, una algarada del tres al cuarto ha sido elevada por la prensa al parnaso de las revoluciones, a paradigma de la revolución posible. Y esta sacralización ha sido apoyada por los nostálgicos de una generación que se considera revolucionaria pero ignora quién es Negroponte y exclama “va de retro” a la mera mención de Facebook o Twitter. Y me temo que esta recurrente paliza sobre Mayo del 68 durará hasta que los estudiantes de Berlín, Manchester o Sarajevo salgan a la calle y quemen varios vehículos, lesiones a pedradas a varios policías, lancen consignas dadaístas y, lo más importante, la prensa decida sustituir Mayo del 68 por una revolución perdida más reciente. Queridos adefesios, recemos para que los "medios" de comunicación nunca lleguen a ser “enteros”.
Para terminar, queridos adefesios del mundo (¡Uníos!), sólo se me ocurre que Mayo del 67 siempre lamentará la oportunidad que perdió. ¡Turras al paredón!


La oveja feroz
13.07.09

Mensaje de nuestros patrocinadores:

miércoles, 8 de julio de 2009

98% estadísticas:

De una encuesta Gallup se desprende que el 60 % de los norteamericanos fueron a la Iglesia la pasada Semana Santa, pero una cuarta parte de ellos no sabían que representaba la festividad. 85 % de los norteamericanos creen que existen reglas morales claras que permiten discernir el bien del mal y que son aplicables al prójimo. El 75 % creen en el Cielo; y la mayoría piensa que entrará en él. El 60 % cree que existe el Infierno, pero sólo un minúsculo 4 % se imaginan en él. 86,5 % de Norteamérica es cristiana, 1,8 % es judía, 7,5 % no tienen religión y un 2,2 % temen confesar cual es su religión. 82 % cree que la Biblia fue escrita por Dios, y la mitad admite haberla leído recientemente, aunque, al ser preguntados, la mitad no pudo decir cómo se llamaban los cuatro evangelistas. Y como el pueblo norteamericano representa en un 98 % la actitud del resto del mundo, apliquen las mismas estadísticas rebajadas en un 0.2 % para su caso particular. Y así nos va. Así les va. ¡Putas estadísticas!

La oveja feroz
08.07.09

domingo, 5 de julio de 2009

Suspiros de España

♣ “Para la Humanidad, el hombre, cuando va con una mujer, es un cornudo, cuando va con otro hombre es un pederasta y cuando va solo es un onanista”.
(E. Jardiel Poncela)
Se le olvidó decir a Jardiel que esa humanidad mora en Hispania, nuestra querida España, y olé. Olé de oler, que nos huelen los sobacos a chanchullo nr. 5.

♣ Los españoles han sido hoy y siempre una raza simiesca, un arrabal de la humanidad.
(M. Unamuno)
Y eso que Unamuno no pudo imaginarse la corrupción producida por la burbuja inmobiliaria, el enriquecimiento de políticos prevaricadores y demás fauna agaviotada. ¿O sí?

♣ Español: hijo de la mugre y el garbanzo, mesiánico adorador de sus cadenas.
(J. Goytisolo)
Ay, qué bien sienta de vez en cuando oír algunas verdades, recibir una ducha de verdad que nos limpie de pretensiones e ignorancias.

(Póngase, a las anteriores manifestaciones, música de pasodoble)

La oveja feroz
05.07.09

jueves, 2 de julio de 2009

La conquista de la luna y el sexo oral

Ustedes probablemente se preguntarán qué tiene que ver la conquista de la luna y el sexo oral. Pues tiene mucho que ver, y se lo voy a demostrar. Cuando el astronauta Neil Amstrong pisó la luna en la misión Apolo, no sólo dijo eso de “un pequeño paso para el hombre, un paso de gigante para la humanidad”, sino que también pronunció enigmático: “Suerte, señor Gorsky”. En la NASA se pensó que se refería a un astronauta rival soviético, pero no existía ningún astronauta con ese nombre, ni en la Unión Soviética ni en la NASA. Durante 26 años Armstrong se negó a desvelar el secreto de su frase, pero finalmente, en 1995, lo explicó. El tal señor Gorsky había muerto y por lo tanto desvelar el secreto no le afectaría. Resulta que cuando el famoso astronauta era un crío, jugando al béisbol en el patio de su casa, su hermano mandó una bola hasta el jardín de una casa vecina, justo debajo del dormitorio. Cuando Armstrong fue a recoger la bola, oyó a la señora Gorsky gritar: “¿Sexo oral? ¿Me pides sexo oral? Tendrás sexo oral cuando el hombre camine sobre la luna”.

La oveja feroz
02.07.09