lunes, 24 de octubre de 2016

Críticas cinematofágicas: La tonta de Schindler

La tonta de Schindler

Película galardonada con varios oscars, un cesar y medio millar de fulgencios. La historia que narra la peli se basa en hechos reales. Una mujer retrasada, de apellido Schindler, sacaba judíos del país en cochecitos de niño. Fingiéndose bebés, los judíos se metían dentro del cochecito, se ponían un chupete y hacía que la niña (a quien siempre decían: ¡Mira, ahí va la tonta de Schindler!) los trasportase fura de la ciudad hasta un lugar seguro. La niña, la verdad, se creía que los judíos, incluso los que llevaban bigote, eran sus bebés de jugar y los paseaba con cariño y los tapaba con cariño e incluso les hacía arrumacos. Los guardias fronterizos le hacían carantoñas a la tontita y a veces se asomaban a ver a su bebé, riéndose luego entre ellos de lo feos que eran, con esas narices ganchudas y algunos con barba de varios días. Achacaron lo anormal de los muñecos a la falta de juguetes debido a la guerra, pues a falta de empresas que los produjeran éstos eran hechos a mano por los padres o los propios niños. Cada día acudía la tonta de Schindler a pasar la frontera de la ciudad y cada día los guardias se cachondeaban de ella y de sus muñecos. Así, con esa labor de hormiguita, la tonta de Schindler logró sacar de la ciudad a más de dos mil judíos. Ya de mayor, la niña en un asilo de ancianas tontas, los judíos la hicieron un homenaje y la dejaron llevar en un carrito hecho a medida, a Ben Gurión y a otros mandatarios israelíes, con el consiguiente choteo de los guardas del asilo, nazis frustrados pero ya sin capacidad de fumigar enemigos.

Fred Cineman

24.10.16

lunes, 17 de octubre de 2016

Críticas eliterarias: B de bodrio

B de Bodrio
de
Sue Grafitti

De nuevo Sue Grafitti nos aburre con una nueva entrega de su abecedario detectivesco. Después de A de Aburrido (su próxima entrega, lo más seguro, será C de Coñazo) este su nuevo libro es, como lo anuncia el título, un relato aburrido, coñazo, desacertado, enfermo..., y así podríamos continuar a lo largo de todo el abecedario. La historia no podía ser más traída por los pelos. La detective Pamela Cargo se hace cargo de un caso de infidelidad conyugal. El marido, un vendedor de colchones, debe visitar, por su profesión, numerosas alcobas y lechos conyugales. Nada más normal que en alguna de esas ocasiones, la compradora quiera probar la resistencia de los muelles con una sesión amatoria. Pero la mujer no entiende que su marido se entienda y tiende a la sospecha. Encarga a la detective Pamela Cargo que busque pruebas de la infidelidad de su marido. Pamela Cargo finge comprar un colchón y cuando el marido acude a instalárselo, seduce a éste y se lo lleva al catre. Las escenas han sido filmadas por una cámara oculta. Con la cinta de vídeo probatoria en la mano, la detective duda si entregárselo a su cliente, quien al fin y al cabo es la que le paga, o quedársela. Y es que se ha encaprichado del marido. Compra otro colchón y, esta vez sin vídeo, lo prueban conjuntamente. Finalmente la detective entrega el vídeo a la esposa, pues necesita los honorarios para pagar los más de diez colchones que se amontonan en el garaje de su casa. Inútil búsqueda de Sue Grafitti por dar a la novela de misterio un toque feminista. El misterio, si lo hay, hay que buscarlo en las enormes ventas que alcanzan los libros de Sue Grafitti. Creemos que el libro merecía más haberse titulado P de Pikolín.

Leo Bücher

17.10.16