No
es país para viejos... roqueros
La peli trata de un asesino de música, un
roquero malísimo, que mataba las melodía que interpretaba y cómo éste homicida
del rock era perseguido por el alguacil de la buena música. El asesino del rock
era un hombre sin sonrisa, que llevaba una guitarra con él y un cordón
enchufado con el que agredía a cualquiera que se le ponía por delante. El
alguacil o sheriff era un viejo roquero que se nota cansado y está pensando en
dejar de perseguir malos músicos y retirarse a un rancho con caballos pero sin
rancheras. Pero le intriga este asesino de música, interpretado magistralmente
por Xavier Borden, mientras que el viejo roquero está interpretado por Mike
Rivers. Todo el argumento se complica por un vaquero que roba unas partituras
valiosas de una ambulancia accidentada en mitad del desierto, sin
sobrevivientes. El vaquero no entiende qué hace una ambulancia en pleno
desierto tejano, pero sí entiende que las partituras, de un tal Bruce
Springlicuatre, son valiosas y valen su peso en eros, pues son de penes levar.
Con las partituras se va a una caravana, donde le espera su mujer. Allí esconde
las partituras pero algo le incita a volver al lugar del accidente y vuelve y
luego casi lo pillan los de la productora RCA, que contratan al asesino del
rock para que se haga con las putas partituras. Pero el asesino, muy malo muy
malo, mata a los de la RCA y decide conseguir las partituras para él y hacerse
rico presentando a un intérprete ridículo en Eurovisión. El asesino persigue al
vaquero de las partituras, que debe huir de motel en motel, y el asesino va
matando de motel en motel, que la verdad, yo creía que los americanos no sabían
pronunciar hotel, y por eso decían motel, pero no debe ser así, y a lo que iba,
que la interpretación de Xavier Borden es de miedo, y al final se sale con la
suya, como casi todos los delincuentes. La banda sonora es muy buena, porque
apenas existe.
Fred Cineman
29.06.16