Un
hombre que tenía su ego por las nubes ha tenido que contratar a una compañía de
drones para bajarlo y acomodarlo dentro de sí. Confiesa que siempre tuvo
pensamientos de altura, altas miras profesionales, pero estas nunca se le
habían escapado. Nunca jamás experimentó el mal de altura. Su destino son las
cumbres, sean sociales, profesionales o de montaña. Amante de las alturas, vive
en el último piso de un rascacielos. Hombre también de elevación moral, aspira
a subir al cielo cuando muera, si bien confiesa que no tiene prisa.
La
oveja feroz
26.09.16