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La
tonta de Schindler
Película galardonada con varios oscars, un
cesar y medio millar de fulgencios. La historia que narra la peli se basa en
hechos reales. Una mujer retrasada, de apellido Schindler, sacaba judíos del país
en cochecitos de niño. Fingiéndose bebés, los judíos se metían dentro del
cochecito, se ponían un chupete y hacía que la niña (a quien siempre decían:
¡Mira, ahí va la tonta de Schindler!) los trasportase fura de la ciudad hasta
un lugar seguro. La niña, la verdad, se creía que los judíos, incluso los que
llevaban bigote, eran sus bebés de jugar y los paseaba con cariño y los tapaba
con cariño e incluso les hacía arrumacos. Los guardias fronterizos le hacían
carantoñas a la tontita y a veces se asomaban a ver a su bebé, riéndose luego
entre ellos de lo feos que eran, con esas narices ganchudas y algunos con barba
de varios días. Achacaron lo anormal de los muñecos a la falta de juguetes
debido a la guerra, pues a falta de empresas que los produjeran éstos eran
hechos a mano por los padres o los propios niños. Cada día acudía la tonta de
Schindler a pasar la frontera de la ciudad y cada día los guardias se cachondeaban
de ella y de sus muñecos. Así, con esa labor de hormiguita, la tonta de
Schindler logró sacar de la ciudad a más de dos mil judíos. Ya de mayor, la
niña en un asilo de ancianas tontas, los judíos la hicieron un homenaje y la
dejaron llevar en un carrito hecho a medida, a Ben Gurión y a otros mandatarios
israelíes, con el consiguiente choteo de los guardas del asilo, nazis frustrados
pero ya sin capacidad de fumigar enemigos.
Fred Cineman
24.10.16
B
de Bodrio
de
Sue
Grafitti
De nuevo Sue Grafitti nos aburre con una
nueva entrega de su abecedario detectivesco. Después de A de Aburrido (su próxima entrega, lo más seguro, será C de Coñazo) este su nuevo libro es,
como lo anuncia el título, un relato aburrido, coñazo, desacertado, enfermo...,
y así podríamos continuar a lo largo de todo el abecedario. La historia no
podía ser más traída por los pelos. La detective Pamela Cargo se hace cargo de
un caso de infidelidad conyugal. El marido, un vendedor de colchones, debe
visitar, por su profesión, numerosas alcobas y lechos conyugales. Nada más
normal que en alguna de esas ocasiones, la compradora quiera probar la
resistencia de los muelles con una sesión amatoria. Pero la mujer no entiende
que su marido se entienda y tiende a la sospecha. Encarga a la detective Pamela
Cargo que busque pruebas de la infidelidad de su marido. Pamela Cargo finge comprar
un colchón y cuando el marido acude a instalárselo, seduce a éste y se lo lleva
al catre. Las escenas han sido filmadas por una cámara oculta. Con la cinta de
vídeo probatoria en la mano, la detective duda si entregárselo a su cliente,
quien al fin y al cabo es la que le paga, o quedársela. Y es que se ha
encaprichado del marido. Compra otro colchón y, esta vez sin vídeo, lo prueban
conjuntamente. Finalmente la detective entrega el vídeo a la esposa, pues
necesita los honorarios para pagar los más de diez colchones que se amontonan
en el garaje de su casa. Inútil búsqueda de Sue Grafitti por dar a la novela de
misterio un toque feminista. El misterio, si lo hay, hay que buscarlo en las
enormes ventas que alcanzan los libros de Sue Grafitti. Creemos que el libro
merecía más haberse titulado P de
Pikolín.
Leo Bücher
17.10.16