Críticas cinematofágicas:
Nueve semanas sin medias
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semanas sin medias
Película que causó conmoción en la Asociación
Cristiana por la Castidad de las Amas de Casa. La trama no podía ser más
sencilla: una mujer decide quitarse las medias porque es alérgica a la lana
virgen. En la oficina observa que los hombres se le dirigen con mayor
procacidad y en la calle los piropos suben de tono y detonan procaces. En el
metro varios pasajeros la tocan el culo y el portero de su casa le lanza
miradas de lujuria difícilmente refrenables. Situada la acción en las
postrimerías del siglo XIX, esta película muestra cómo la sociedad de entonces
se mantenía anclada en un machismo decimonónico, lo que por otra parte es
normal, ya que todavía están en el siglo XIX. La mujer decide continuar sin
medias, al menos hasta que se le pase el ligero sarpullido que le decora las
pantorrillas. Al cabo de varias semanas en la oficina comienzan a meterle mano
y el jefe le pide una fellatio a
cambio de un aumento. Ella accede y aumenta, aumenta el tamaño del miembro de
su jefe quien, complacido, le nombra oficial de segunda. Los viajes en metro se
hacen insoportables, pues todo el mundo se junta a ella y la soban sin
miramientos. Ella tampoco se corta y cata los paquetes de los sobones, quienes
huyen atemorizados, sobre todos los que la tienen pequeña. Después de mantener
relaciones sexuales con los viajeros de mayor paquete en lúgubres estaciones
del metropolitano, descubre que el sexo es maravilloso y sigue sin medias. Cuando
cesa el sarpullido, nueve semanas y media más tarde, se vuelve a poner las
medias y vuelve a ser respetada por todo el mundo. Película novedosa, realizada
con espíritu de video‑clit.
Recomendamos que las espectadoras vayan a verla sin medias y, a ser posible,
que me comuniquen la sesión y el número de asiento.
Fred Cineman
Crítico de su majestad