Galería de herejes IV
Pese a largos años de
permanencia en las mazmorras inquisitoriales, Giordano Bruno se negó a
rectificar sus extrañas opiniones y fue tachado de «hereje impenitente y
pertinaz». En 1600, el hombre que había osado imaginar un Universo infinito fue
públicamente quemado en Roma. El cardenal Roberto Belarmino, que había
supervisado el proceso y el castigo de Bruno, fue elevado a los altares de la
Iglesia católica en 1930.