La oveja feroz
27.02.11
La intención de este blog es provocar. También, aliviar las neuras de una mente, la mía, atrapada entre ortodoxias. Persíguese probar el aguante a la irreverencia del ser humano, perenne subgenio. Nadie, sin embargo, se ofenda. Fácil es no leer lo que zahiere. Huyan de estas páginas los mojigatos de triple golpe de pecho, las felatrices con complejo de culpa, los ecologistas del solo “verde que te quiero verde”, los izquierdistas de seriedad estaliniana, los corruptos sin cargo oficial.
Durante la administración socialista, y la inesperada, e indeseada por muchos de sus votantes, entrada en la OTAN, aprendimos lo que valen las promesas electorales. Durante la época de Aznar aprendimos de lo que son capaces los empresarios que se meten en política o las oportunidades de negocio que se brindan desde el poder a los amigos. Durante muchas elecciones municipales, y gracias a ciudades como Marbella, Ceuta y otros municipios del sur de España, hemos aprendido de lo que son capaces los votantes. En ciudades como Castellón y Valencia, la corrupción gana votos. Las perspectivas para el futuro no podrían ser más desalentadoras. Y sin embargo nos movemos...
La oveja feroz