lunes, 17 de febrero de 2014

La crítica literaria descubre el “colesterol estilístico”



Los críticos literarios, siguiendo los pasos de la nueva cocina y sus estrambóticos platos de nombres sofisticados, ha decidió incorporar a su bagaje léxico para juzgar las obras del prójimo, el concepto de “colesterol literario”, esa grasa de la prosa que puede obturar las venas narrativas de un texto, y conducirlo a un ataque al corazón de la novela. Para combatir esta nueva enfermedad, se recomiendo tratamientos a base de Quevediana o Gracianesca, pero conviene usar estos fármacos literarios con precaución por su carácter altamente adictivo.

La oveja feroz
17.02.14


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