La Conferencia Episcopal, en una
nota pública hecha en la homilía del domingo, aboga por la penalización de la
masturbación masculina incontrolada. Van a remitir al Gobierno, antes de que lo
cambien, un proyecto de ley para que implanten chips a los hombres en edad de
procrear que controlará el número de eyaculaciones de esos insistentes
machacones de prepucios. El chip producirá una descarga negativa en el sistema
nervioso para neutralizar la descarga positiva del orgasmo. Sólo se evitará la
descarga negativa cuando el programa implantado detecte que el fin del coito es
la reproducción. Si el chip detecta que el coito es con un menor, hará la vista
gorda y cambiará de parroquia a ese sacerdote, una parroquia con más niños, claro.
La
oveja feroz
16.02.15