lunes, 23 de enero de 2017

Críticas cinematofágicas: DelicaThyssen

DelicaThyssen

Película del belga Val Duino de corte surrealista. En una casa de vecinos durante la última guerra, las obras de arte eran utilizadas como moneda de cambio por comida, bebida y tabaco. La vecina del quinto consiguió una libra de cular de cerdo por un Matisse, si bien guarda para peores tiempos un Turner, dos apuntes de Picasso y, joya de su colección, un Antonio López falso. El portero ha logrado, tras duros regateos, un suministro semanal de patatas por dos Chagal primerizos y un grabado de Durero. Pero donde surge el misterio es en la viuda del principal, quien se regala todas las noches con los más selectos caviares y patés. Aparentemente no dispone sino de un dudoso Darío de Regoyos y un icono ruso al que ofrenda velas todas las noches. Nadie logra saber cómo logra semejantes lujos con tan escasa pinacoteca. Varios vecinos se cuelan una noche en su casa para averiguar la moneda de cambio utilizada por la viuda. La viuda está en la ópera, pues recibe entradas para los principales eventos. Tras mucho hurgar dan los vecinos con un armario oculto donde la viuda guarda un Louvre completo: auténticos Rafaeles, Velázquez varios, varios Murillos, un Caravaggio, apuntes de Rembrandt y cantidad de Tizzianos. Asombrados, los vecinos prosiguen sus pesquisas. La solución llega al final del film, pues descúbrese que la viuda es la Señora Thyssen. La película ganó el premio Reina Sofía otorgado por la Asociación de Amigos de El Prado de Guggenheim.

Fred Cineman

23.01.17

lunes, 16 de enero de 2017

Perez-Reverte reparte hostias en la Academia

En una de las últimas sesiones de la Real Academia de la Lengua, el autor y hombre de acción Arturo Pérez Reverte le propinó un sopapo mayúsculo a la ñ minúscula por no sé qué discepancia etimológica. También amenazó con darle un par de hostias al que propuso que se aceptara la palabra “almóndiga”, llamándole rastacuero, rabizo y colipoterro. Durante el mismo pleno llamó maricas a un desprestigiado miembro de la prestigiosa institución Y amenazó con repartir “estopa” entre los presentes diciendo que le tenían “hasta los cojones”. Dos miembros desconocidos que nadie sabe por qué pertenecen a la magna institución permanecieron escondidos debajo de sus asientos hasta que dos días después fueron descubiertos por la señora de la limpieza, la que da brillo y esplendor a los cromados de la Academia. Al despedirse de la sesión, Pérez-Reverte amenazó con volver en la próxima sesión con un florete de Alatriste y ensartar con él a quienes aprobaron palabras como “dotor” por doctor, “murciégalo” por murciélago, o “otubre” por octubre. Al final salió por la puerta mascullando palabras que algunos testigos creen que eran sinónimos barriobajeros por “maricas”.

La oveja feroz

16.01.17