lunes, 15 de enero de 2018

Una mierda de país

Casi todos los días tengo que oír que este país es un país de mierda. Así lo proclama con innegable convencimiento mi amigo el Conseller. A veces se le une en tan tétrica proclama el adalid de los yates con francesas. A veces, no lo oculto, yo me uno a tal diatriba. Depende del día. Pero para el Conseller no hay días, ni horas, ni excepciones. Este es un país de mierda. Y punto. Y total, ¿en qué basa su deducción? ¿En que los jueces condenan a un indigente a cinco años de cárcel por robar una barra de pan y exoneran a los altos directivos de los bancos por haber robado cientos de millones? ¿En los varios incompetentes que detentan responsabilidades de gobierno y en la estulticia y demagogia de la oposición? ¿En los miles de munícipes que se dejan sobornar por la mafia del ladrillo? ¿Por la impunidad de los banqueros en las crisis económicas mientras se pide, por boca de estos banqueros o sus sicarios, el abaratamiento de los despidos? ¿En la hipocresía insuperable de la Conferencia Episcopal y sus subnormales consignas a los fieles? Total, si miramos en nuestro entorno vemos cosas peores. Si de gobernantes se trata, tenemos un presidente payaso y fascista en Italia, mayores casos de corrupción en Italia, un país dominado enteramente por las mafias (Italia), un país subyugado por la televisión del poder y sin margen para la libertad informativa, como en Italia, un país donde el papado impone sus demagógicos y anacrónicos puntos de vista a la sociedad en su conjunto, como en Italia... Dios mío, nos gana Italia. ¡Ni siquiera somos los primeros en el ser un país de mierda! A ver si va a tener razón el Conseller. ¡Vaya país de mierda!
Esto lo escribí en el año 2009. Cualquier parecido con la actualidad no es mera coincidencia.

La oveja feroz

15.01.18


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