domingo, 26 de abril de 2020

Críticas cinematofágicas: Levando ancas


Críticas cinematofágicas: Levando ancas

Levando ancas

Comedia pseudo bélica cuyo argumento transcurre en los mares del sur. Una corbeta yanqui recala en unas islas de la polinesia: Los marineros, ataviados de primera comunión y ostentando sonrisas profidén y billetes de la más apreciada divisa, saltan a tierra dispuestos a conquistar a las lindas pobladoras de la paradisíaca isla. Comedia con moralina y menos sexo que una misa católica. Las peripecias que les pasan a los buenecitos y confiados nautas son pueriles. Lo único bueno es el número de vodevil que da título a la película, en el que un grupo de bellas polinesias "leva ancas" delante de una troupe de beodos marineros que se pierden el espectáculo. Demasiado azucaradas las relaciones amorosas entre un Frank Sinotra, sin otra gracia que ser veinteañero, y una Hono Lulú que, aparte sus exóticos rasgos, no da la talla donde debe darla, esto es, en las caderas y en el busto. El director, Henry Hat‑Away, tira la gorra artística al haber aceptado hacer este bodrio para la RKO, que deja KO al espectador. Apta para quienes huyen de la realidad y gustan de sumergirse en la estupidez en Technicolor. Lo mejor de la película, el The End final.

Fred Cineman
Crítico de su majestad

lunes, 6 de abril de 2020

Críticas cinematofágicas: Los 400 golpes


Críticas cinematofágicas: Los 400 golpes

Los 400 golpes

Film del reputado realizador gabacho Jean Luc Trufó. De carácter suyobiográfico, la película narra los 400 golpes del conocido ladrón de bancos Turpin Lupin. Armado con una media y una pistola de juguete, este ladrón de calcetín blanco se dedicó a robar en aquellas sucursales de París más cutres y por ello menos vigiladas. Cierto que los botines que conseguía (y no eran zapatos) eran magros, lo que explica el elevado número de golpes que tuvo que dar para ir tirando, pero tenía la ventaja de no encontrar resistencia ni en los desmotivados empleados ni de los pocos gendarmes que solían aparecer por el lugar del atraco y que miraban hacia otro lado mientras silbaban La Madelón. Pero a Turpin Lupin le venció la ambición y para su golpe número 400 decidió atracar la oficina principal del Banc National du Paris, en pleno Champs Elisées. Pero el edificio, dotado con sistemas de detención de cacos, con diez guardas jurados de aspecto amedrentador y con empleados capaces de distinguir una Browning de una Smith & Wesson a 100 metros, fue demasiado para Turpin Lupin, quien sólo logró hacer el ridículo. Es cierto que uno de los guardas murió durante el intento de atraco, pero fue de risa al ver los calcetines blancos de Lupin y su pistola de juguete. Film francés con pretensiones de film inglés, en opinión de un crítico italiano. Prescindible por completo.

Fred Cineman
Crítico de su majestad