Críticas cinematofágicas: Babe,
la cerdita caliente
Babe, la cerdita caliente
A una granja de rígidos presbiterianos llega
una cerdita ganada en una tómbola agrícola. La cerdita es acogida por una
familia de perros. Cuando crece, la cerdita es tan cerdita, que pervierte a los
cachorros que son como hermanos y los seduce y se dice que eran doce. Su fama
de cerda se propaga por toda la granja y animales de todas las clases acuden
para consolar a la cachonda marrana. Pronto su fama de guarra se propaga fuera
de los lindes de la granja y a todas horas podía verse multitud de animales
haciendo cola, y más colas y colas, hasta que el dueño, presbiteriano-calvinista,
hace números, le gustan, los bendice y monta un negocio. De la pocilga hace un
lupanar y se forra. La cerdita es presentada a premios de guarrez por todo el
condado, ganándolos, dando así fama a su amo y a su granja. Hasta que su amo, calvinista-presbiteriano
de poca fe, siendo su esposa una vieja gorda, mira con ojos pillos a la cerdita
y nota su atractivo y la invita a pasear por los establos cuando éstos están
vacíos. La cerdita, inocente, acude, y el amo le acaricia los lomos, los
jamones, y se excita (el amo) y la incita... La película, con moraleja presbiteriano-calvinista,
termina con el cerdo en lonchas, capricho del ama que ha descubierto el juego
del marido. Película para niños de 40 años o zoofílicos de cualquier edad.
Dirigida por la realizadora Piggy Sue para BuenaBestia International.
Fred
Cineman
Crítico de su majestad
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