lunes, 21 de diciembre de 2020

Críticas cinematofágicas: Simbad el merino

 

Críticas cinematofágicas: Simbad el merino

 

Simbad el merino

 


Película de aventuras que firma el conocido realizador Howard Jaws. El relato es una adaptación del cuento homónimo de Las mil y una noches en vela. Y a la vela, en bergantín, Simbad llega a una tierra de promisión imposible donde una bruja desdeñada le transforma en cordero. Apodado desde entonces Simbad el merino, el protagonista trata por todos los medios de romper el hechizo que lo mantiene a cuatro patas, berreando y de vez en cuando esquilmado. Conoce a una ovejita linda, de nombre Norit, que se enamora de él y decide ayudarlo. Introducido subrepticiamente en la cabaña del Tío Tom, recorre los páramos en busca de la bruja Al Aska la Pegamoide, la única capaz de romper el hechizo y tornarlo a su anterior ser. Después de años de pastar, casado con su ovejita linda y con varios corderitos, se topa con la bruja, a quien con ardides ovejunos, le fuerza a deshacer el hechizo que lo mantiene merino. Convertido de nuevo en hombre, vuelve a Bagdad, recupera sus posesiones, entre las que se contaban sus seis mujeres. Pero ya nada vuelve a ser lo mismo. Echa de menos a su ovejita Norit y a sus corderitos. El final, empalagoso de tan feliz, se lo reservamos a quienes quieran ver la infantil obra. Discreto Errol Sheep en el papel de Simbad

 

Fred Cineman

Crítico de su majestad

lunes, 7 de diciembre de 2020

Críticas cinematofágicas: El imperio de los resentidos

 


El imperio de los resentidos

 

Aqui‑Va Kuroshaba nos sorprende con esta magnífica película sobre las pasiones sexuales en el Japón de los mikado. Una pareja, desdeñados en sus primeros amores, se juntan en un chiscón del viejo Osaka para un salvaje mete-saca. La experiencia les gusta y repiten, piten, piten... Y cada vez van más allá en sus atrevimientos, cada vez disfrutando más de los sentidos, más resentidos cada vez. Y se vengan, y vienen y vienen. Las cochinadas que practican llegan a extremos difícilmente imaginables en occidente, como cuando él le fuerza a ella a tumbarse boca arriba y la masturba dándole en el clítoris con un matasuegras. O cuando ella le excita chupándole las legañas de los ojos, de los tres. Su resentimiento llega tan lejos que deciden practicar el coito jesuita, de hito en hito y el pito en ristre. Y embiste el nipón y pone tanto empeño que empreña a la nipona, que le tapona el pene y de pena muere el preñador. La película fue exhibida en el festival de Canes, siendo la comidilla de todos los chuchos asistentes. Nueva muestra del genio de Aqui‑Va Kuroshaba que no deben perderse a no ser que tengan otra película más a mano.

 

Fred Cineman

Crítico de su majestad