Aqui‑Va
Kuroshaba nos sorprende con esta magnífica
película sobre las pasiones sexuales en el Japón de los mikado. Una pareja,
desdeñados en sus primeros amores, se juntan en un chiscón del viejo Osaka para
un salvaje mete-saca. La experiencia les gusta y repiten, piten, piten... Y
cada vez van más allá en sus atrevimientos, cada vez disfrutando más de los
sentidos, más resentidos cada vez. Y se vengan, y vienen y vienen. Las
cochinadas que practican llegan a extremos difícilmente imaginables en
occidente, como cuando él le fuerza a ella a tumbarse boca arriba y la masturba
dándole en el clítoris con un matasuegras. O cuando ella le excita chupándole
las legañas de los ojos, de los tres. Su resentimiento llega tan lejos que
deciden practicar el coito jesuita, de hito en hito y el pito en ristre. Y
embiste el nipón y pone tanto empeño que empreña a la nipona, que le tapona el
pene y de pena muere el preñador. La película fue exhibida en el festival de
Canes, siendo la comidilla de todos los chuchos asistentes. Nueva muestra del
genio de Aqui‑Va Kuroshaba que no
deben perderse a no ser que tengan otra película más a mano.
Fred
Cineman
Crítico de su majestad
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