miércoles, 25 de agosto de 2021

Críticas cinematofágicas: Gritos y cazurros

 

Críticas cinematofágicas: Gritos y cazurros

 

Gritos y cazurros

 

Film del genial Big Maar Veermar que relata los sufrimientos psíquicos de una sueca a quien su eco le confiesa que de pequeña estuvo enamorada de su padre. Se pudre la mujer de tanto luchar contra su ego hasta que entra en escena Borg. En la escena de la ex cena, Borg le confiesa que los espaguetti no estaban en su punto, lo que le recuerda a la mujer que su padre solía tocar la armónica ‑desafinando‑ las noches de verano que no nevaba. Borg no sabe qué decir y se calla, pero el silencio exaspera a la mujer quien grita y grita. Desesperada por el conflicto interior, abatida por lo que intuye puede ser un culpable complejo de Edipo, Ula, la protagonista, o más bien protagónica, se recluye en un manicomio de un pueblecito de la meseta española, pueblecito donde abundan los cazurros. En el cálido jardín del sanatorio, Ula grita cuanto le viene en gana, sin que los cazurros le hagan el menor caso. Al final, angustiada por la indiferencia de los pueblerinos del lugar y por una interiorización psicótica de su incapacidad de aprender el encaje de bolillos, Ula se suicida, dejando una carta para su amado Borg, quien, en Suecia, ya se había olvidado de ella y se dedicaba, con enorme éxito, al Gran Slam. Retorcida película de Big Maar Veermar, que cuenta en su reparto con la fiel actriz Cutre Ulmann. El joven Borg es interpretado por un joven actor de nombre Paar Tostonsson. Película recomendada para psicoanalistas y otros enfermos mentales.

 

Fred Cineman

Crítico de su majestad




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