Críticas cinematofágicas: La
alpargata sobre el tejado de cinz
La alpargata sobre el tejado
de cinz
Olson Whales adapta al cine esta magnífica
pieza del teatro del dramaturgo Tinny Sees Williams. En una plantación sureña,
en pleno estío, un matrimonio vive momentos de ruptura. Él es un borrachín que
sólo desea que su suegro la palme y no tener que aguantar sus aburridas
partidas de bridge a las que, por amor a su hija (de él, del viejo, esto es, el
padre; el padre de ella...), se ve obligado a soportar. Ella (la hija; de él,
del suegro; o sea, su padre) ama a su marido, pero teme a su padre (de ella, no
de él; él es huérfano). Cierta noche que el hombre (el marido, no el padre) ha
bebido más de cuatro rosas, le confiesa a su mujer (la suya, no del padre; el
padre es viudo) que odia a su padre (el de ella; él es huérfano, como ya hemos
señalado) y que ójala se muriera (su padre, no ella). Antes de que la mujer
pueda contestar, se oye un maullido que entra a través de la ventana, abierta
por el bochorno (a causa del bochorno, no que el bochorno la haya abierto). El
hombre se asoma y sobre el tejado de cinz del granero vislumbra a un gato
maullador. De rabia, se quita una alpargata (el hombre, no el gato) y se la
arroja al gato, quien la esquiva y se larga con los maullidos a otra parte,
dejando la alpargata sobre el tejado de cinz. Drama genialmente interpretado
por Ball Neumann y Hortaliz Sastre, así como por el propio Olson Whales en el
papel de padre (de ella, no de él, él es huérfano, ¿está claro?). Recomendada
para espectadores despiertos (esto es, listos, avispados, no que velen).
Fred
Cineman
Crítico de su majestad
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