Galería de herejes III
En muchos países occidentales
la blasfemia sigue siendo un delito penado por los códigos. En 1968, por
ejemplo, Charles Simpson, magistrado del estado de Maryland, desempolvó la ley
de 1723 contra la blasfemia. En la redacción original del Estatuto, el
delincuente sería castigado perforándole la lengua con un hierro al rojo la
primera vez, marcado en la frente con una “B” en caso de reincidencia, y condenado
a muerte la tercera vez. Simpson exigió que la policía del estado denunciase a
los conductores multados por exceso de velocidad si blasfemaban en el momento
de serles entregada la papeleta. Fue desautorizado por un tribunal de
casación, pero el Supremo de los Estados Unidos nunca ha declarado
anticonstitucionales las leyes contra la blasfemia.
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