lunes, 12 de octubre de 2009

Novena epístola a los adefesios

Queridos adefesios:

Os me gustaría hablaros de la compañera del pollo… de la polla. Sí, la polla. Habréis notado que esta palabra, castellanísima, se utiliza en multitud de contextos y con variables significados. Decimos, por ejemplo, “este tipo es la polla”. ¿Qué queremos decir con eso? ¿Qué sus atributos sexuales son tales que un solo apéndice serviría para distinguirlo de sus congéneres? No lo creo. Y no lo digo por envidia, que bien pudiera ser. Porque también se dice: “esta tía es la polla”. Luego no va de apéndices. Yo entiendo esta acepción como que esa tía o es muy imbécil, o tiene cada salida que te descojonas. También se utiliza la exclamación “pollas en vinagre”. Una imagen desagradable donde las haya. ¿Se imaginan un escabeche de picha? Denota, como nadie ignorará, oposición o contrariedad. Cuando algo sale mal no es infrecuente decir: ¡Pollas en vinagre! Como curiosidad, decir que esta interjección se utilizó en Madrid en la eufemística forma de “gallinas jóvenes en ácido acético”.
Otra uso de esta palabra que me resulta harto gracioso es “Eso lo hago yo con la polla”, que nuestros compatriotas utilizan para advertir su habilidad en cualquier área o menester. Yo creo que con la polla, en realidad, se pueden hacer muy pocas cosas, casi todas agradables; y digo casi todas porque los hay que “se la machacan con una piedra”. Por ejemplo, tú le dices a un amigo si sabría escribir un informe. Y él te responde: “Eso lo hago yo con la polla”. Y tú piensas cómo es posible atarse un boli al miembro o utilizarlo, subido en una banqueta, para teclear. Y que conste que he puesto un asunto facilito; se me ocurre que podía preguntársele si sabría desarmar un armario…
Otro uso donde entra la dichosa palabrita que tengo oído se da en el juego de naipes. En el mus, por ejemplo. Tu coges las cartas, ves que tienes la jugada de pelete y dices: “mus” (que para los no entendidos significa que quieres otras cartas); entonces un contrario te espeta. “¡Qué mus ni que pollas! ¡Habla!” Aquí la polla sirve para acojonar al contrario, quien pensará no en la polla del cortante sino en sus duples o, lo que es peor, en sus treinta y una con tres reyes.
La palabra polla también se utiliza para definir a alguien como afortunado. Y la verdad es que afortunado puede considerarse quien la tenga…, bueno, quien la tenga. Pero a lo que iba, cuando a un tipo se le achaca tener mucha suerte se dice: “Tiene la polla lisa”. Y yo me pregunto, ¿tener la polla lisa da suerte? ¿Suerte para qué? ¿Para hacer el amor con las orientales, que tienen la ranura al revés? No veo la relación; pero en fin, gente conozco que porque les toque la loto serían capaces de sacar la plancha y… ¡Uyy! Me ha dolido de sólo imaginármelo.
Otra expresión de obvio significado es: “Ve menos que una polla vendada”. ¿Y por qué una polla? ¿Por qué no una gaviota o un urogallo? Y hurgando en la lógica, ¿es que una polla sin vendar ve mucho? Aunque tuviera ojos sólo vería la tela blanca del calzoncillo, la cerámica del Sr. Roca y, de ciento en viento, un paisaje peludo que da entrada a un angosto camino de carne trémula…
Cuando deseamos mostrar nuestro escepticismo con algo que se ha dicho o con alguna fanfarronada que creemos que lo es, decimos: “Y una polla como una olla”. Porque, ¿quién ha visto alguna vez una polla como una olla, esto es, como un cacerolo para hervir la verdura? Sería algo monstruoso, inimaginable. Como un vaso de cubata sí, me consta, o me lo imagino como probable, pero como una olla… Anda, vamos.
Y hablando de ollas, es un dicho común en las oficinas patrias el siguiente: “Donde tengas la olla no metas la polla”. El sentido está claro, si quieres ligar, si quieres trajinarte a una dama, busca fuera del ambiente laboral. No es que las chicas estén mal (mira a la Celia, qué cuerpazo…) sino que un exceso de “celo” puede acarrearte muchos problemas, sin descartar perder el empleo.
El refranero no es ajeno a la influencia de esta palabra. Por ejemplo: “A cama dura, polla tiesa”. ¿Qué significa? Quizás tuviera sentido en tiempos de Quevedo, que no existían los colchones de hoy en día. Yo no veo cómo durmiendo en el suelo, o sobre tablas, uno logra empalmarse mejor. A mí me sirve el colchón más blando. Tomemos este otro refrán, que también parece muy antiguo, al menos tan antiguo como Camilo José Cela: “A buen jodedor, poca polla y mucho cojón”. ¿Poca polla? Todo el mundo suspirando por lograr miembros africanos y van estos y nos dicen que lo importante no es la polla, sino el cojón. ¿El cojón, un vulgar acompañante? Me temo que no es difícil adivinar cómo la tenía quien lucubró el dichoso refrancillo.
Pero donde la palabra polla da su mejor juego, es como sufijo. Si alguien nos cae mal, o es un pelotas, decimos que es un soplapollas. No es que le veamos en el acto de realizar una felatio al jefecillo de turno, pero casi. Sin embargo, este mismo adjetivo incalificativo, aplicado a una mujer, suena distinto. Si decimos que una tía es una soplapollas, pueden entenderse dos cosas, y una de ellas nos incitaría a conseguir su amistad.
Pero la palabra más usada en el lenguaje diario es, sin lugar a dudas: “gilipollas”. ¿Están de acuerdo? ¿Quién no ha utilizado en su vida esta palabra? Imposible. Nadie que se llame castellano hablante ha podido resistirse a su encanto. Estás en el coche, al volante. Un tipo se te mete delante de sopetón. “¡Gilipollas!” Esa palabra siempre está presta, disponible. Luego se podrá matizar (cabrón con pintas, maricón, hijo de su madre…) pero de primeras se lleva el gilipollas. Yo me he preguntado en más de una ocasión de donde saldría esta palabreja. Gil es un apellido. Gil i Pollás podría ser un apellido compuesto catalán. Por ejemplo, Jesús Gil i Pollás. Bueno, este suena más a madrileño. Parece ser que gil o gili significó en tiempos de nuestros bisabuelos algo así como idiota. Pero, ¿por qué añadirle el sufijo pollas? No sé a quién se le ocurrió la fructífera unión, pero si llega a patentarla, se forra.
A ver cómo va el artículo… O dios, ¿seré gilipollas? ¿En qué pollas estaré pensando? Me he pasado dos párrafos. Y el soplapollas del dueño del blog no paga palabras extra. En fin, si es que soy la polla. Buenas tardes queridos gili…, digo queridos adefesios.

La oveja feroz
12.10.09

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2 comentarios:

  1. ¿sabes que le dice el pollo al pato?
    ...lo que tú haces con la pata, yo lo hago con la polla.

    salut i república
    el conseller

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  2. Durante la pella de Apuleyo vio que la polla apoya la pulla. ¿No apabulla? Aupa bella.

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