lunes, 9 de agosto de 2010

Condenados a leer

A un joven andaluz que había cometido un delito, el juez le condenó a leer la obra de Bécquer Rimas y leyendas. Para más inri, una vez leída, tendría que presentar ante el juzgado un resumen de dicha lectura. ¿Qué pretendía ese juez? ¿Qué leyendo poesía cursi el oven delincuente iba a alejarse de la mala vida y volverse un ciudadano honrado, con un empleo fijo, con familia y pagando impuestos? ¿O pretende que la literatura entre a formar parte de los castigos penales? Porque si por un delito menor te condenan a Bécquer, por un asesinato, como mínimo, tendrías que leer a todo Galdós, o el Quijote (si hay agravantes y alevosía). En el futuro, de caminar la ley por este camino, se le preguntará a un delincuente: ¿Qué esperas de condena, una Regenta o todos los libros del capitán Alatriste? Y el interrogado contestará: me ha dicho mi abogado que como mucho una de Juan Marsé. Viéndolo por el lado bueno, este proceder podría aumentar la venta de libros, siempre que la condena implicase comprarse el libro, no sacarlo de una biblioteca. Y al final ocurriría que las editoriales presionarían a los jueces para que eligieran castigos de su catálogo. Joder, esto se pone cada vez más interesante…

La oveja feroz
09.08.10

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