Fulgencio Bustelo, un gallego
de vacaciones por los Estados Unidos, logró colarse en el interior del cuartel
de la CIA en Langley, Virginia. El hombre se acercó a la puerta, llamó al interfono
y cuando le preguntaron quién era respondió como es habitual en España: “Soy yo
(It’s me)”. A continuación sonó el disparador del pestillo y Fulgencio pudo
entrar así en la sede del espionaje norteamericano. Después de deambular sin
rumbo por las instalaciones, abrir varios despachos e interrumpir reuniones de
alto nivel, fue detectado por los cuerpos de seguridad y detenido. Tras ser
sometido a un minucioso interrogatorio, y descubierta la manera de infiltrarse,
los responsables de la organización dudan si contratar al señor Bustelo y
prepararlo para que, por el mismo método, se infiltre en los servicios secretos
chinos, los más impenetrables del mundo. Pero el señor Bustelo tenía otros
planes, entre ellos visitar la sede del FBI y se despidió no sin antes entregarles
el secreto de la empanada de atún, uno de los secretos mejor guardados de la
gastronomía gallega.
La
oveja feroz
14.03.13
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