En
una reciente reunión poética en el barrio de Malasaña, en Madrid, varios
partidarios de la poesía de la experiencia se enfrentaron a vates líricos
conocidos como “los gongorinos”. De las palabras se pasó a las manos,
llevándose la mejor parte los poetas de la experiencia enarbolando versos de
Blas de Otero y Gabriel Celaya, cargados de futuro y furia contundente. La
policía, avisada por los vecinos, acudió al evento, encontrándose a varios poetas
con contusiones líricas, hematomas bucólicos y por el suelo, cientos de sonetos
en mal estado así como quintillas retorcidas y “soledades” gongorinas
desgarradas.
La
oveja feroz
17.06.13
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