La
última ocurrencia de los pánfilos defensores del lenguaje políticamente
correcto has llegado a su punto más necio: dignificar a los animales eliminando
su faceta negativa en el lenguaje y los refranes. Por ejemplo, en vez de decir “Maté
dos pájaros de un tiro” (pobres aves sin malicia) hay que decir “Alimenté dos
pájaros de un trigo”. Y chorradas semejantes. He meditado sobre el particular y
he adaptado algunos refranes y expresiones comunes a este lenguaje de mojigatos
y beatos. He aquí algunas de mis dilucidaciones:
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“A caballo regalado no le mires el diente”. Obviamente el caballo tiene un
valor en sí mismo y no se lo debe menospreciar siendo objeto de regalo. Tampoco
está bien mirarle los dientes sin su permiso. Propongo cambiarlo por “A caballo
engalanado rostro sonriente”.
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“A cada cerdo le llega su San Martín”. Qué cruel recordarle a un ser porcino la
muerte cruel que le aguarda. Mejor decir “A cada ser porcino, un vaso de vino”.
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“A otro perro con ese hueso”. ¿Qué es eso de arrojarle sobras a un fiel amigo
del hombre, un ser cariñoso, fiel y leal? Mejor decir: “A este perro con este
pienso multivitaminado”.
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“A perro flaco todo son pulgas”. De nuevo una falta de respecto al mundo
canino. No debe haber perros flacos. Y existen los desparasitadores. Mejor
transformarlo en lema político: “A perrofaluta flaco todo son purgas”.
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“Antes se coge a un mentiroso que a un cojo”. Por favor, llamar cojo a una
persona con problemas en una pierna que le obliga a renquear. Qué crueldad.
Mejor dejarlo en forma menos despreciativa: “Antes se coge a quien falta a la
verdad que a quien posee una disfunción al caminar que le obliga a andar
despacio”.
(Continuará…)
10.12.18
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