Un ave maría en mal estado,
según todos los indicios, ha causado una epidemia de pérdida de fe en el
convento de las Clarisas de Ávila, según revela la madre superiora. Al parecer
el foco de la infección proviene de una monja que llevaba sin confesarse más de
seis semanas. La causante ha sido puesta en cuarentena en su celda. Según el
padre Marcier, el confesor de las monjitas, la recuperación de la enferma debe
hacerse a base de rosarios solitarios en la celda, de rodillas. Por las noches,
pues no conviene ser demasiado severos, se le permitirá ver la televisión, pero
sólo la cadena de Intereconomía.
La
oveja feroz
12.12.12
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