Jacinto Blázquez, de diez años, asestó varias
cuchilladas a su madre al tratar ésta de obligarle a comer un plato de coles de
Bruselas. El niño, al ser interrogado, declaró que su madre sabía perfectamente
que odiaba las coles de Bruselas, que su contumacia en servirle este plato
odiado (el niño no utilizó la palabra “contumacia”, se aclara) era un simple
querer joder (el niño sí utilizó la palabra “joder”) y por ello declara que no
tuvo más remedio que defenderse. Asociaciones a favor de la conservación de la
inocencia en la infancia apoyan al chaval, mientras las asociaciones de madres a
favor de las verduras exigen un castigo ejemplar. Por lo pronto el juez ha
ordenado la detención de todas las coles de Bruselas de la capital. Y es que el
juez fue niño, y se acuerda de cuando le obligaban a comer las malditas coles
de mierda.
La
oveja feroz
02.02.13
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