Como
si una escobilla limpia parabrisas trasero se tratase, la Universidad de
Wisconsin acaba de hacer público el éxito en el trasplante en humanos de
manitas traseras que servirán, entre otras cosas, para rascarse la espalda en
esas zonas a las que difícilmente se llega sin utensilios horteras. Todas las
asociaciones religiosas han puesto el grito en el cielo, o más concretamente en
los medios de comunicación para mostrar su tajante rechazo a esta intromisión
“en las labores del Creador”. Si Dios nos hizo sin manita en la espalda, es
porque está bien que así sea, y los picores que allí sufrimos deben ser tomados
como una penitencia por nuestros pecados y ofrecérselos al Señor. También este
éxito quirúrgico ha tenido sus defensores, que estiman inaplazable esta tercera
manita como los místicos el tercer ojo. Un sector más guarrillo, celtíberos de
pro, han sugerido a la citada universidad que implanten una manita a la altura
de los testículos, para así podérselos rascar con disimulo. Lo que todavía está
sin aclarar es si la nueva manita tendrá cuatro o cinco dedos, asunto que
afecta a la ergonomía y al ahorro de costes del proyecto. “Si los Simpson
tienen cuatro dedos”, ha manifestado James O’Connor, jefe del proyecto, “¿por
qué no pueden bastar cuatro dedos para esta tercera mano?” La polémica está
servida.
La
oveja feroz
12.12.13
No hay comentarios:
Publicar un comentario