La intención de este blog es provocar. También, aliviar las neuras de una mente, la mía, atrapada entre ortodoxias. Persíguese probar el aguante a la irreverencia del ser humano, perenne subgenio. Nadie, sin embargo, se ofenda. Fácil es no leer lo que zahiere. Huyan de estas páginas los mojigatos de triple golpe de pecho, las felatrices con complejo de culpa, los ecologistas del solo “verde que te quiero verde”, los izquierdistas de seriedad estaliniana, los corruptos sin cargo oficial.
lunes, 29 de agosto de 2016
Críticas cinematofágicas: Ben Uhr
Ben
Uhr
Benjamin Uhrzeit, un jockey de Seattle, se ve
comprometido por un enemigo de profesión, un tal John Mesala, para protagonizar
una carrera a beneficio de los brokers de Wall
Street. Ben Uhr, como normalmente le conocen los amigos y en el banco, no
desea la carrera, mas se ve compelido a aceptar porque su hijo de ocho años se
ha caído en el colegio y necesita agua oxigenada y tiritas, estipendio que su
padre no puede costearse. Sólo si gana la carrera, los doscientos mil dólares
del premio le permitirán no solo adquirir las tiritas y el agua oxigenada sino
también un poco de mercromina. Movido por tan paternal objetivo, acepta el
reto. El día del evento el hipódromo está a rebosar. Los Hermanos Engels ocupan
el palco principal, Groucho con su sempiterno farias en los morros. Comienza la
carrera. Mesala coge una ventaja de dos cabezas y un cuello. Ben Uhr va a la
zaga. En la segunda vuelta Ben Uhr se empareja con su enemigo. Es entonces
cuando Mesala, para deshacerse de su enemigo, le enseña a éste su última declaración
de impuestos. Conmocionado, Ben Uhr recula, pero se sobrepone y tras anotar la
base liquidable de su enemigo en una libreta, pica espuelas, logrando alcanzar
de nuevo al defraudador. Mesala entonces recurre al sucio truco de enseñarle el
poster central del Play Boy, pero Ben Uhr, que se ha hecho una paja antes de
salir a competir, ni se inmuta. Llega la última recta. Mesala se ha quedado sin
trucos. Entonces Ben Uhr, que no tiene un pelo de tonto, ni de primo, saca un
radiocassete de las alforjas y dirige los altavoces contra la montura de su
enemigo. Aprieta la tecla de “play” y la voz de Julio Iglesias se oye en todo
su chillido. El caballo de Mesala frena en seco, derriba a su montura y se echa
al suelo tapándose las orejas. Ben Uhr gana por diez cuerpos, quita los tapones
de cera de las orejas de su caballo y sonríe al pensar que su hijo podrá tener
la mejor asistencia médica que el dinero pueda comprar. Film de Samuel Preston
galardonado con diez estatuillas por la Academia. La película fue muy protestada
por las asociaciones para la defensa de los nobles brutos debido a la tortura
que se le aflige al caballo del malo, que varios años después aún sufre las
secuelas. Aunque para malo malo, Ben Uhr, por usar arma tan terrible.
En este blog de título tan largo trataré de comentar alguna imagen, fotografía o dibujo, para expresar alguna opinión, una especie de ejercicio literario y reflexivo a la vez. El elegir una imagen me ayuda a centrar el asunto a tratar. A veces con la imagen he confeccionado un chiste u ocurrencia. Quiero que la periodicidad de las entradas del blog sea semanal. Lo escribo para mi solaz y no para crear opinión. Ésta la pone el lector. Si lo hubiera. Zaragoza, 25 de septiembre de 2014.
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