La intención de este blog es provocar. También, aliviar las neuras de una mente, la mía, atrapada entre ortodoxias. Persíguese probar el aguante a la irreverencia del ser humano, perenne subgenio. Nadie, sin embargo, se ofenda. Fácil es no leer lo que zahiere. Huyan de estas páginas los mojigatos de triple golpe de pecho, las felatrices con complejo de culpa, los ecologistas del solo “verde que te quiero verde”, los izquierdistas de seriedad estaliniana, los corruptos sin cargo oficial.
lunes, 22 de agosto de 2016
Críticas Eliterarias: No sin mi abuela
No
sin mi abuela
de
Ahmit
Ochad
A la estela del libro No sin mi hija, se
publica este estremecedor relato de las experiencias de Ahmit Ahmbién, una
mujer iraní que buscó emigrar a Estados Unidos pero no quiso abandonar a su
abuela Mahmit‑Ah en Teherán. Las autoridades iraníes deseaban que Ahmit Ahmbién
saliese del país como fuera, pues enrolada en el feminismo radical musulmán ‑movimiento
que reivindica el velo transparente, poder pintarse las uñas de los pies y
derecho a cocina en la preregrinación a La Meca‑ había llegado a ser incómoda
al régimen del imán Brujul‑Lah. Pero la mujer, terca como un mullah, dijo que
no se iba sin su abuela Mamiht-Ah. El gobierno iraní, conocedor de que la
abuela Mamiht-Ah poseía cierto know-how muy útil para el país, a saber, la
preparación del pastel de higos con cactus al vapor, no le concedía el permiso.
En el libro se narran las peripecias que la protagonista Ahmit Ahmbién tuvo que
hacer para conseguir que a su abuela le dieran el visado y poder emigrar a los
Estados Unidos. Especialmente emotivos resultan los momentos en que Ahmit
Ahmbién debe convencer al funcionario de visados, un visadomasoquista a quien
debe pisar las manos con los tacones de dos zapatos rojos y luego regalarle una
sesión de lluvia amarilla. Al final, y gracias a la intervención de Amnesy International, llegan a un
acuerdo con el gobierno iraní. La abuela, ahora en Nueva York, quéjase todos
los días a su nieta de que Teherán ha cambiado mucho y que no encuentra ya la
mezquita del barrio. Pero eso es otra historia que, a no dudar, dará para otro
libro de Ahmit Ahmbién. A mi también me gustaría tener tanto morro.
En este blog de título tan largo trataré de comentar alguna imagen, fotografía o dibujo, para expresar alguna opinión, una especie de ejercicio literario y reflexivo a la vez. El elegir una imagen me ayuda a centrar el asunto a tratar. A veces con la imagen he confeccionado un chiste u ocurrencia. Quiero que la periodicidad de las entradas del blog sea semanal. Lo escribo para mi solaz y no para crear opinión. Ésta la pone el lector. Si lo hubiera. Zaragoza, 25 de septiembre de 2014.
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