jueves, 8 de abril de 2010
Dandismo en la guerra
El dandismo y el vestir glomouroso han afectado incluso a los ejércitos. Durante las guerras napoleónicas, a los fantasiosos uniformes de Murat y a la cargante pompa del neo-emperador, el inglés Wellington contrapuso la precisa y sobria elegancia de la corbata blanca sobre el gabán gris. Conocido por sus soldados con el sobrenombre de "el dandi", el duque tenía a sus órdenes una sucesión variopinta de emperifollados oficiales, que marchaban al campo de batalla con sombrilla en mano para que así no se mojaran unos fastuosos uniformes, cuyo extremo atildamiento impedía notablemente la libertad de movimientos. La guerra, desde entonces, ha perdido todo su glamour. ¿Cómo se puede comparar un uniforme con tela de camuflaje a los oficiales con sombrilla de mano? La sombrilla resultaría hoy muy útil, por ejemplo, en Afganistán, con ese sol que machaca los cráneos. O como instrumento anal para satisfacer a los gererales.
La oveja feroz
08.04.10
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