martes, 31 de mayo de 2011

Una decisión ética

Imagínese que un ser de otra galaxia, merced a su tecnología superior, se presentara en la Tierra. Lo reciben los principales dignatarios y las cúpulas militares y científicas de los principales países. El sujeto da pruebas de ser quien dice ser y muestra unos sencillos e inocuos ejemplos de tecnologías desconocidas. Al ser preguntado por el método de poder viajar a velocidades supralumínicas, el extraterrestre asegura que ciertas energías permiten trasladarse a velocidades mil veces superiores a la velocidad de la luz. Pero se excusa de explicarlas o dar pistas sobre estas energías porque, afirma, poseen un poder destructivo tan superior al que conocen los terráqueos, que resultaría difícil de concebir. Los militares y los científicos se interesan enseguida sobre este tipo de energía e insisten en que se les confiera su secreto prometiendo hacer buen uso de ella. El extraterrestre sonríe y dice:
- Sometamos esto al albedrío de un ciudadano corriente.
El extraterrestre amplía una pantalla en el aire y señala a un ciudadano de una ciudad occidental que camina despreocupado por la calle. Merced a sus poderes hace que esa persona se desplace físicamente al lugar de la reunión. Se le informa a este ciudadano de lo que allí ocurre, se le explica los poderes de esa energía y se le pide que él decida si el extraterrestre debe proporcionarles el secreto de esta energía para, le dicen, el bien de la humanidad. El ciudadano se rasca la cabeza y se dispone a contestar.
Llegados a este punto yo les propongo el siguiente juego. Si ustedes fueran ese ciudadano, ¿qué decisión tomarían? ¿Proporcionarían a los científicos de la tierra y a los militares el secreto de esa poderosísima energía? En sus manos dejo esta peliaguda elección moral. Yo, por mi parte, sé lo que respondería. Y quien haya seguido mi blog también sabe cuál sería mi respuesta. Pero, ¿y la vuestra? ¿Cuál sería vuestra decisión?

La oveja feroz
31.05.11

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