La moda del eufemismo ha colonizado
el mundo de la política, donde la crisis es “desaceleración transitoria” o
“crecimiento económico negativo”, bajar el sueldo a los empleados una
“devaluación competitiva de la carga de mano de obra”. Introducir el copago en
la sanidad pública se denomina “tique moderador sanitario”, aumentar los
impuestos se traduce en boca de los políticos en “recargo temporal de
solidaridad”. Los bancos no despiden gente, simplemente “racionalizan su red de
oficinas”. La burbuja inmobiliaria, sólo reconocida como tal cuando pinchó,
solo provocaría un “aterrizaje suave de precios”. El forzar a los jóvenes a
buscarse la vida en otros países se denomina, para los políticos responsables
del éxodo, “movilidad exterior”. Los recortes son “reformas estructurales”, el
rescate bancario un “préstamo en condiciones muy favorables”, la amnistía
fiscal “medidas excepcionales para incentivar la tributación de rentas no
declaradas”. Las rebajas fiscales a los más ricos se llamaron “”ayudas a los
ahorradores”, el empleo basura y precario se llamaba “minijob”, los desahucios
“procedimientos de ejecución hipotecaria”. El divorcio, o la separación, es
simplemente un “cese temporal de la convivencia”. (Dios, cuántos retoños de
mujer que comercia con su cuerpo habitan nuestras instituciones). Desde aquí
queremos extender esta moda a todos los ámbitos y rebautizar hasta las
pastillas de viagra, que pasarán a llamarse Les
bombons du libertin.
La
oveja feroz
26.11.13
¡Pero es que está usté sembrao! Pero sembrao, sembrao.
ResponderEliminarAla, un beso, pardiez.