El difunto dirigente de Euskadiko Ezkerra Mario Onaindía, después de ser condenado a muerte en el famoso consejo de guerra de Burgos, en 1970, y días antes de que su sentencia fuese conmutada, quiso saciar una antigua curiosidad: saber qué decía el ideólogo de sus enemigos, el malogrado José Antonio Primo de Rivera. A tal fin sacó de la biblioteca de la prisión las obras de ese mártir del Movimiento y se las llevó a su celda. A medida que leía, su asombro aumentaba: entre la ideología de la Falange y ETA apenas había otra diferencia que el marco nacional que unos y otros pretendían aplicar. Los métodos y el sustrato ideológico eran los mismos. Sería conveniente que los Reyes Magos (o el Olentzero) regalaran a la mesa nacional de Herri Batasuna las obras de José Andoni, y que aprendieran de una vez de donde les viene el ramalazo fascista.
La oveja feroz
06.04.09
06.04.09
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