sábado, 19 de junio de 2010

Los tiempos avanzan que es una barbaridad… excepto en la Iglesia Católica

Lean esta confesión (en su doble acepción) del poeta Antonio Gamoneda:
“Las confesiones y comuniones eran quincenales en el colegio. Cuando me tocaba el confesionario del padre Gregorio, bien sabía yo lo que iba a suceder: nos colocaba el brazo sobre los hombros, nos atraía hacia su pecho y nos rociaba largamente con besos y caricias mientras bisbiseaba ternuras y recomendaciones de aplicación a la conducta y al espíritu. Las penitencias solían ser suaves. El cura olía bastante mal”.
Gamoneda hablaba de la época de la posguerra. ¿Qué ha cambiado desde entonces? Es posible que ahora los curas no huelan tan mal, pero lo dudo. Ese tufo a pederastia, incultura y soberbia lo llevo tan metido en el cerebro que dudo que pueda ser borrado por toneladas de Chanel de número impar.

La oveja feroz
19.06.10

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