domingo, 27 de junio de 2010

¿Quiénes torturan?

¿Quiénes torturan?, se pregunta Eduardo Galeano en su libro Días y noches de amor y de guerra. ¿Cinco sádicos, diez tarados, quince casos clínicos? Y él mismo se contesta: Torturan los buenos padres de familia. Los oficiales que han estado con la picana o han aplicado el submarino cumplen su horario y después ven televisión junto a sus hijos. Al fin y al cabo ellos cumplen órdenes y consiguen “resultados”. La tortura arranca información. Que rompa conciencias, difunda el miedo, o acabe con la vida del torturado, esos serían problemas colaterales. Es posible que el torturador, la primera vez, vomite. La segunda vez aguanta. A la tercera se acostumbra. Luego ya es capaz de hablar con los colegas sobre los diversos métodos y de su eficacia: capucha, plantón, picana, submarino, cepo, caballete. El torturador es un funcionario. El dictador es un funcionario. Hasta los vecinos parecen funcionarios. Nadie es un monstruo. Meros funcionarios, planos, anodinos, cumplidores. Ni siquiera la grandeza de lo monstruoso. Como dice Galeano: No vamos a regalarles esa grandeza.

La oveja feroz
27.06.10

No hay comentarios:

Publicar un comentario